domingo, 4 de abril de 2010

Javanese Gamelan (Analepsia MCXXXI)


En el horizonte acuoso de nuestra retina,
el Alma,
suele proyectarse, esporádicamente,
una singular potencia velada de continuo,
generada, quizás,
por ciertos vapores ígneos que penetran nuestros tímpanos
en muy aisladas y escasas ocasiones,
misma que se recupera lento,
Abnegada,
Prudente,
Progresiva,
como la crepuscular marea que engalana su pasado:
esa vieja y sabia influencia que yacía enterrada
bajo los verdiazules campos de sus burbujas sonoras,
silenciosas mónadas del cuidado del espíritu.

Exiliadas, como todos los verdaderos colibríes,
tales ondas metamórficas se esconden, juguetonas,
vibrando desde un único punto descentrado,
Estirándose, Propagándose, Diseminándose,
viajando intrépidas,
sorprendidas de ellas mismas,
hacia otras tierras cristalinas desde sus trémulas voces,
Madres de toda Disidencia,
vehículos únicos,
valiosos envoltorios.

Es así como estallan todas
de una sola vez,
Descarnadas,
Elegantes en su andar manchado,
Equilibradas en su oscilación hipnótica,
como mujeres enjauladas liberadas a la fuerza,
dejadas al azar y a la indeterminación punzante del mundo,
discípulas de sendas ecuaciones huecas,
huérfanas de sí mismas,
nostálgicas y añorantes
de la cálida mano del labrador de tambores
y de su hermano, el fundidor de campanas.

Así, una vez ensanchadas las filas de los sueños,
la linfa y la savia se dejan ver
desde el fondo de las cosas,
dejando entreabiertas las celdas
por donde, lánguida, escurre la orientación de nuestro cuerpo.
Esas células restantes,
Múltiples escombros de convulsión mesurada,
son ahora el único legado de nuestras esmeradas batallas,
habiendo dejado tras de sí, disfrazadas de memorias,
a manera de una estela polícroma de metáforas lumínicas,
un peculiar sentimiento de anonadamiento,
un éxtasis metálico con ecos de madera tropical
y una fuerte resonancia en el fin de las eras.

Sobreviene de pronto un sostenido impulso,
un guiño,
un desliz subcutáneo:
es el gamelán que entra de nuevo en el templo.

No hay comentarios: