viernes, 11 de diciembre de 2009

Manos de humo y de niebla (Analepsia CMXCI)


La última esperanza permanece, encendida, en nuestros corazones,
como un inútil farol que alumbra las calles abandonadas.
La posibilidad, el anhelo, la inocua promesa de dejar de sufrir.
Los pecados no cometidos, purgados también
en el dolor insoportable del templo interior ya demolido.
Ni siquiera la inocencia se pone a salvo en estas tierras envenenadas.
Llama que se consume lento, obra que se consuma al mediodía.
La nobleza permanece allí, augusta, mirando al vacío.
Nada que perdonar, ni tampoco nada que homenajear.
Sólo una mirada.
Es de noche aquí, aunque sea de día, ¿no es así?
Tan irreal lo de ahora como lo de antes: sueños todos nosotros.
La ciencia un acto reflejo, un espasmo de miedo.
¡Cuánta ingenuidad la vuestra, hombres, cuánta!
¡Cuánta soberbia transformada en teoría, en lianas colgantes y en balas de salva!
Mirad al moribundo, tendido allí, en agonía, sin poder hacer nada.
¿Acaso puede iluminarnos su nada como lo hace el sol, la religión o la luna?
Sus ojos brillan, siguen brillando todavía.
Respiración, exhalación.
Sus ojos ya no brillan más, han dejado de brillar.
¿Eso fue todo? ¿Eso es todo? ¿Eso ha sido todo?
La chispa extinta ante mí.
Las naves zarpan de los muelles, presurosas, hacia ninguna parte.
Un colibrí sobrevuela el tierno y pesado cuerpo,
hace poesía sin saberlo, sin importarle nada en absoluto,
a contraluz del cielo, con el cuerpo ligero y flotante.
Las rosas miran, respetuosas y a distancia, semejante espectáculo.
Se despide la aurora boreal de nosotros. Nos besa, helada y absurda.
Y nosotros, desde el otro extremo,
aguardamos en silencio, mudos y tontos, sin poder contestarle.
Se iza un pañuelo blanco en la tarde. Se sumerge el yo de nuevo dentro de sí mismo.
No hubo mejillas saladas. Tampoco sollozos.
Sólo honda reflexión, maldita voz, y un leve temblor de manos.
Manos frágiles e impotentes, igual que el razonamiento.
La sangre, el niño, el agua: todo se escurre, se evapora, se escapa.
Trémulos espejismos de aquello que nunca estuvo en realidad.

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