miércoles, 6 de mayo de 2009

A la sombra de la vieja camelina (Analepsia DCCXXI)


Vaporosa y amigable
como una fresca mancha
se extiende la sombra
de la camelina sobre el suelo.

Piel de abril
sobre tersos instantes
pletóricos de sol
y de estallidos florales;
susurros vespertinos
de amarillo, verde y magenta
se despabilan lúdicos
al compás de los vientos.

Una parvada de recuerdos
que se posan
suaves y silenciosos
como mariposas intangibles
sobre la orilla de las ramas.
Un ingenuo bostezo
que abre las puertas al olvido;
no al olvido pesaroso de lo terrible
sino a su bello primo del cual retoñan
los botones tiernos de la serenidad humana.

Luz filtrada
por los entresijos
de la madera enredada
sobre mi cabeza:
humilde corona de primavera.

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