viernes, 30 de julio de 2010

Flush (Analepsia MDCLIII)



El rectángulo permanece en el centro.

Hay neblina en el tiempo. Risas. Excavación profunda. Gusanos con sombrero nos saludan al pasar.
Alineación al centro
Sepultura (confetti, bastones de azúcar, huevos de gallina rellenos de alegría).

Poner en alto los carteles con las letras en color rojo: bien.

Regalar los oídos a situaciones necias, a popurríes de atalayas circenses: mal.

El abrazo del mar: dulce, cálido, rasposo, eterno ¿Fotografía, o vívido recuerdo?

Shoegazing: mirarse los zapatos.

Despeinado, de frente a la corteza invisible que protege a las cosas del interior corrosivo de todos nosotros, puedo sentir la mirada pesada e indivisible del peculiar ojo que una vez imaginé, o que quizás soñé.

El árbol sigue creciendo, como la luna, llenándose y vacíandose de manera paulatina todos los días, a todas horas (de hojas, de luz, de flores, de latente obscuridad).

Sin duda hay algo que aún no has querido decirme. Puedo percibir un brillo en el fondo de tus titubeos. Juega conmigo. Ayúdame a dejar de creer en los demás. Demuéstrame que mi nobleza no es más que un nombre errado que encubre todas las trampas y todas las mañas que pueden coexistir en un corazón egoísta, común y corriente.

La isla de la vanidad se encuentra lejos: se vislumbra apenas, como un punto colorido, enmedio de la ______.

1 comentario:

Amit dijo...

El ojo

Soy en tu no conocida hermosura, la que se esconde en tu hermosura. No puedo verla en su naturaleza ardiente. Tu imagen puedo ver, en todas partes, y, como el Abencerraje, la más verdadera en mis entrañas. El ojo convertido en lo mirado no se combate más, es dos veces la luz y recibe como ser recibido. No necesita causa ni perdón.
Juan Gelman